UFOs y ETs:
Comprensión limitada por reglas aún desconocidas
por Paulo R. Poian.
Desafío al Raciocinio-- Acompañando el desarrollo y las tentativas de elucidación del fenómeno, conociendo las líneas de raciocínio, buscando mantener la mente siempre abierta a nuevos caminos y valores, pero viendo la repetitividad de casos y acontecimientos que no traen novedades ni aclaraciones, intenté imaginar las cuestiones desde otro ángulo.
El ser humano siempre formó parte de una trilogia:
- Aquello que los otros dicen que somos;
- Aquello que nosotros pensamos ser;
- Aquello que realmente somos.
Si pensáramos en eso, puede parecernos correcto, pero en realidad somos lo que ni siquiera imaginamos, algo totalmente desconocido, que sólo recientemente comenzamos a percibir. Todo es nuevo, peligroso y mágico.
¡Somos dioses y primates a la vez!
Buscamos, generalmente, pruebas y hechos científicos para no caer en trampas o ilusiones. Sin embargo, en ciertas ocasiones queda evidente que hay algo más en sincronización, justamente lo que llamamos místico, holístico, transcendente a la ciencia. Cierto día, mientras hacía (y hago) mis oraciones, noté que algunos agradecimentos a Dios tenían más sentido y significado del que podría suponer y, tal vez allí, estuviera algún tipo de secreto o código para una mejor comprensión del enigma:
1- Agradezco siempre al Creador por todo aquello que ni siquiera nos hacemos una idea de que somos ayudados o protegidos;
2- Manifiesto mi gratitud por lo que no nos es permitido saber;
3- Pido perdón por nuestra ignorancia y - ¿por qué no?- inocencia.
Interpretación-- En la primera parte, es obvio la existencia de ciertos enigmas y peligros en el Universo que tal vez ni aún los ETs comprendan. Y queda claro, igualmente, un tipo de ‘protección divina’ (por lo menos hasta ahora) al planeta en relación a esas incógnitas.
“No nos es permitido saber...” ¿Sería correcto eso?. ¿Será que realmente necesitaríamos autorización para ciertos tipos de avances, pruebas científicas y deducciones?
Allá se fueron 60 años en que comenzamos a captar una pequeña parte de la realidad, dando ‘nombres a los bueyes’, o sea, discos voladores y seres extraterrestres. Ahora estamos descubriendo nuevas posibilidades, teorías, nuevos caminos y valores en diversas ciencias. Eso ya es un avance, ¡adquirimos esa conciencia!
¿Sería un permiso divino?.
En la hipnosis, por ejemplo, sabemos que, aún bajo un profundo trance, ciertas personas recuerdan sólo parte de la abducción, permaneciendo ocultas de nuestro conocimiento las informaciones más importantes, justamente las que nos traerían algunas respuestas vitales para una mejor comprensión de los mecanismos y propósitos de tales secuestros.
¿Por quê?. En este caso parece evidente no estar permitido saber más allá de cierto límite. En variadas oportunidades, surgen mensajes truncados, de difícil traducción o desmistificación, donde personas simples, humildes y meramente comunes intentan dar a conocer informaciones poco elucidativas que aparentam estar ‘a medias’, aunque, sin embargo, confirmadas posteriormente en el cruzamiento de investigaciones. Por ejemplo, un brasileño abduccido relata bajo hipnosis el diálogo producido a bordo de un UFO con sus raptores, revelando parte de una especie de programa.
Tras un tiempo (a veces años), un abduccido japonés narra otro caso en que parece haber una conexión directa entre el caso en el Brasil, en una especie de mensaje continuado.
Pero muchos secretos aún permanecen perdidos en sus memorias.
Existen ocasiones en que las víctimas, aún en trance, parecen sufrir una manipulación alienígena “en vivo”, allí mismo, delante de los investigadores, cuando simplemente informan no estar autorizados a ir más allá en sus informaciones.
Aún en regresiones hacia vidas pasadas, hombres y mujeres recuerdan quiénes fueron en otras existencias, pero nadie fue capaz de contar con precisión lo que existe entre una vida y otra, y lo que acontece entre esa transición.
Nuevamente hay ‘algo más’ que no se nos permite conocer. Deben existir reglas, sobre las cuales ni siquiera soñamos y entonces percibimos la falta de preparación y la fragilidad inherentes al ser humano.
Pero ¿cuál sería la razón para agradecer a Dios por lo que aún no conocemos? Ciertamente, no tendríamos dominio y comprensión sobre misterios además de la capacidad física. Energías, formas de vida con una profundidad antimaterial y espiritual inconcebíles, aún ya presentes entre nosotros, no poseeríamos aún la sensibilidad necesaria para comprenderlas mínimamente. Además de eso, si con la poca que tenemos realizamos tantas barbáries...
Somos ignorantes sí, pero en el sentido de estupidez y egoísmo económico, materialista, en cuestiones militares, políticas, sociales, destrucción ambiental, etc... Mayor es nuestra inocencia, en relación a los misterios del propio ser humano, de la Tierra y ante la grandiosidad inefable del(s) Universo(s).
Puntos-- A partir de ese punto de vista, en vez de cruzar los brazos aguardando el maná del conocimiento, constatamos la importancia y necesidad de la continuidad de las investigaciones ufológicas, iniciadas oficialmente en la década de los 40 del siglo pasado. Parece necesario, para incentivarnos, acelerar nuestro proceso de cambios y descubrimientos de nuevos horizontes.
Estamos en el camino correcto, sólo los atajos están bloqueados.
Madre Tierra, Dios, dioses o simplemente extraterrestres, no nos suministrarán las respuestas. Tendremos nosotros mismos que ir a buscarlas, pero con aptitud para absorberlas y asimilarlas. Más una vez que llegamos a la conclusión de que el gran desafío está entre los propios humanos, de cómo descubrir y transpassar estas barreras interiores, ¿cómo despertar de un golpe toda la sapiencia adormecida en el hombre contemporáneo?.
Sin embargo, sólo por el hecho de estar conscientes de eso, ya dimos un paso más al frente, sumamos más un punto en favor de la Verdad.
Recular es un verbo prohibido. Tengo plena convicción de que llegaremos allá, pues todo nos lleva a creer que: “nosotros tenemos ese permiso”.