Proyecto Lightcraft
La NASA y la USAF preparan la construcción de un platillo volante con el que acceder al espacio
Por Antonio Salinas
Las Cruces, Nuevo México.
En medio del desierto, en el interior de una de las instalaciones que el ejército norteamericano tiene en aquel lugar, un hombre camina con un pequeño objeto plateado de forma discoidal y no más de 15 centímetros de diámetro.. Algunos hombres y mujeres más vestidos con pantalones cortos y polos veraniegos se esfuerzan en tomar medidas de la velocidad del viento y del estado del potente láser que se encuentra no muy lejos. Cada uno de ellos es consciente de que podrían estar haciendo realidad un sueño, tal y como en su época hicieron los Wright en Kitty Hawk al creer que algo más pesado que el aire podía volar.
Sin embargo este vuelo de prueba es aun más sugerente y prometedor. La pequeña maqueta que pretenden hacer volar no dispone de ninguna parte móvil ni de combustible en su interior. Solo es un pedazo de aluminio con una forma cuidadosamente estudiada. Y sin embargo pretenden que aquel experimento nos abra la puerta a las estrellas.
Un Extraordinario Sistema de Propulsión
Pero no es un sueño. Desde finales de 1997 se vienen realizando un buen número de vuelos de prueba en el interior del High Energy Laser System Test Facility (HELSTF) del ejército, cerca de Las Cruces (Nuevo México), al sur de White Sands. Los experimentos, conocidos como Proyecto Lightcraft, giran entorno a un nuevo sistema de propulsión basado únicamente en la luz y el aire que permitirá el futuro acceso del hombre al espacio de una manera más eficaz que los rudimentarios métodos empleados hoy en día. El nombre del proyecto viene dado precisamente por el hecho de que la nave usa como sistema impulsor algo tan innovador como un haz de luz. La parte inferior del objeto discoidal es un espejo que enfoca un haz láser hacia los bordes, donde el aire se calienta a temperaturas que oscilan entre los 10.000 a 30.000 grados Kelvin y explota provocando el impulso necesario para que la nave se desplace. El lanzamiento se produce por tanto sin consumo químico y sin el más mínimo impacto ambiental.
El Centro de Vuelos Espaciales Marshall de la NASA y la Fuerza Aérea están decididas a dejar a un lado el empleo de los prohibitivos sistemas de propulsión química que emplean nuestros cohetes y para eso ha encargado al Equipo Lighcraft el desarrollo de una aeronave transatmosférica que nos permita volar cómodamente tanto dentro de la atmósfera terrestre como fuera de ella usando láseres como energía impulsora.
Leik Myrabo, ingeniero aerospacial, profesor del Instituto Politécnico Ressenlaer (Troy, Nueva York) y director del programa, venía trabajando en el uso de láseres para el envío al espacio de satélites desde 1972. Hace unos diez años propuso la idea para el Lightcraft como parte del Programa de Propulsión por Láser perteneciente a la Oficina de la Iniciativa para la Defensa Estratégica (más conocida como "Guerra de las Galaxias"). Sin embargo el diseño se quedó sobre el papel hasta que hace unos cuatro años entró en escena el Dr. Franklin Mead, de los Laboratorios de Propulsión de la Base Edwards. El Dr. Mead estudió la propuesta inicial de Myrabo y le invitó a unirse a los esfuerzos de los laboratorios de la Fuerza Aérea para desarrollar y validar el concepto.
El concepto inicial del profesor Myrabo consistía en una espacionave de una sola etapa que pudiera poner en órbita microsatélites. La nave despegaría sobre un chorro de aire impulsado por láser hasta alcanzar una altura de 30 kilómetros y una velocidad cercana a Mach 5. Una vez a esa altura, y dada la menor densidad del aire, la nave emplearía nitrógeno o hidrógeno líquido que llevaría a bordo y que se pondría en combinación nuevamente con la energía láser para obtener el impulso necesario para alcanzar la órbita. Los estudios primarios realizados por Myrabo indicaban que todos los lanzamientos orbitales de naves impulsadas por láser podían ser abastecidos por un único y potente láser en tierra.
"El coste de electricidad necesario para la puesta en órbita de un microsatélite de un kilogramo de peso podría reducirse a tan solo un par de cientos de dólares", dice Myrabo. "Desde el momento en el que el láser siempre está en tierra y fuera de peligro la única inversión que se realiza (construir el láser) se amortiza por muchos, muchos lanzamientos".
.Primeros Pasos para un Nuevo Concepto
Sin embargo hace ya un par de años que el proyecto Lightcraft ha abandonado las mesas de dibujo y los estudios teóricos. No nos encontramos ante una idea de ciencia-ficción ni ante un lejano concepto aeronáutico. De hecho todas las tecnologías necesarias para crear una aeronave de estas características ya son funcionales y están maduras en muchos casos.
El lugar de los experimentos tampoco es extraño a los avances en ingeniería aerospacial. White Sands fue el lugar al que los científicos alemanes llevaron sus cohetes V-2 al fin de la II Guerra Mundial Los test que se derivarían del estudio de estos poderosos cohetes, dirigidos por Wernher Von Braun, serían el inicio del programa espacial y balístico norteamericano.
El sistema láser que se está realizando para estos primeros vuelos es el Pulse Laser Vulnerability Test System (PLVTS), un láser de dióxido de carbono con una potencia de 10 kilovatios que el ejército norteamericano emplea para probar la debilidad de sus propios sistemas de defensa ante los ataques láser. Para las pruebas Lightcraft el PLVTS, que se encuentra en el interior de un camión, emite 20 pulsos infrarrojos por segundo. Los operarios y miembros del equipo ajustan meticulosamente diversos espejos que conducirán el rayo láser hasta las diversas posiciones que ocupará la maqueta. A unos 36 metros de altura una grúa sostiene una gran tabla pintada de negro que atrapa cualquier rayo que pueda escapar del Lightcraft. Esta es una medida de seguridad para proteger los satélites en órbita dotados de sensores infrarrojos, que podrían ser cegados por el PLVTS.
Antes de realizar un lanzamiento el profesor Myrabo coloca la maqueta en una centrifugadora haciendo que esta gire sobre su eje a 6.000 revoluciones por minuto y consiguiendo que esta se estabilice. Después de una cuenta atrás de cinco segundos el láser emite una rápida serie de disparos y, aunque el rayo infrarrojo es invisible para el ojo humano, el contacto con la nave produce destellos brillantes.
En este momento la Lightcraft despega de la centrifugadora y se eleva durante unos cuantos segundos, alcanzando una treintena de metros de altura. A veces algo falla y la pequeña maqueta de 15 centímetros de diámetro se desintegra en el aire debido a un calentamiento excesivo, arrojando nuevas pistas sobre errores de diseño y concepto que son aprovechados por el equipo.
"Estamos en los inicios de una nueva tecnología", dice Myrabo. "Me gustaría establecer una analogía entre lo que estamos haciendo aquí y lo que Robert Goddard, el padre de los cohetes de combustible líquido, hizo en 1926 cuando lanzó su primer cohete. Su primer lanzamiento alcanzó una altura de 12.5 metros y nosotros pasamos esa marca el pasado mes de Noviembre. Su segundo vuelo fue de 27.4 metros y nosotros superamos eso en Marzo".
Y esto no acaba aquí. Todo el equipo parece empeñado en enviar la maqueta de trabajo cada vez más lejos y más alto. Según se desprende de la nota de prensa emitida por la USAF "Los investigadores planean incrementar la altitud en vuelo libre del Lightcraft en Noviembre moviendo la rampa de lanzamiento al exterior de la Celda #3, donde los vuelos están limitados por la altura del techo del laboratorio. El objetivo más cercano es elevar la altitud a un kilómetro en los próximos 18 meses mediante el láser PLVTS. Para llegar aun más alto, por ejemplo de 10 a 100 kilómetros, será necesaria la reactivación de un láser de carbono de 150 Kw actualmente guardado en la Celda #2 del complejo HELSTF.".
De Excursión a la Luna
Aunque como hemos visto el diseño inicial consistía solo en un método para enviar satélites al espacio empleando tecnología láser, lo cierto es que las ideas de Myrabo, la Fuerza Aérea y la propia NASA parecen firmemente encaminadas a la creación de una auténtica espacionave tripulada. Según Myrabo , y siempre de acuerdo a la progresión actual, en 15 o 20 años sería posible desarrollar una nave en forma de disco de unos 5 metros de diámetro con capacidad para cuatro tripulantes. Incluso se podrían hacer de mayor tamaño con lo que la tripulación ascendería a un total de doce. La parte delantera del vehículo tiene la forma adecuada para enfocar un láser hacia un punto donde el aire se calentará convirtiéndose en un poderoso escape de gas que lo impulsará. Esta revolucionaria nave permitiría el desplazamiento a velocidades sorprendentes por el interior de nuestra atmósfera he incluso permitiría salir al espacio exterior en una sola etapa.
La principal ventaja de la Lightcraft estriba en el hecho de no llevar combustible en su interior para los desplazamientos, con lo que se reduce enormemente su masa permitiendo alcanzar de manera más efectiva las velocidades necesarias para alcanzar la órbita.
La estructura del casco consiste en un recinto interior presurizado que se sujeta y soporta en un tubo exterior que rodea a toda la nave. El interior de la Lightcraft es llenado con Heliox, una mezcla de Helio y Oxígeno. El casco exterior, según los diseños actuales, estaría formado por dos capas.. Este sistema en dos capas permitiría a la nave soportar las enormes temperaturas originadas al entrar y salir de la atmósfera. La estructura está también pensada para proteger a los pasajeros en caso de un eventual aterrizaje de emergencia.
Y si los ensayos a escala que se están realizando sobre el sistema de propulsión de esta nave son revolucionarios, aun lo es más lo que hay pensado para el diseño final. La tecnología de las microondas parece ya lo bastante madura como para pensar en ella como una mejor alternativa para la propulsión láser. Según Myrabo la Lightcraft empleará tres sistemas de propulsión diferentes dependiendo de la operación que se esté realizando. Estos sistemas son la propulsión iónica, propulsión magnetohidrodinámica (MHD) y un Motor de Detonación en Pulsos (PDE).
La propulsión iónica permite a la Lightcraft despegar y aterrizar verticalmente, impulsandola a velocidades relativamente bajas de unos 150 Km/h. La propulsión iónica se abastece de un conjunto de paneles solares que cubren una de las caras de la nave. Estos paneles proporcionarían la electricidad necesaria para ionizar el aire alrededor y provocar el movimiento mediante descargas electrostáticas dirigidas.
Una vez alcanzada una altura adecuada la Lightcraft pasaría a utilizar los motores PDE. Este motor enfocaría mediante un reflector interno un haz de microondas calentando el aire en un extremo u otro del vehículo e impulsándolo en la dirección contraria. La aceleración sería tan rápida que se podría provocar lo que Myrabo llama un "hipersalto", es decir, la nave se movería más rápidamente de lo que puede captar el ojo humano pareciendo que salta de un punto a otro.
Aunque todavía su velocidad sería subsónica los PDE impulsarían a la aereonave mucho más rápido, adquiriendo la velocidad necesaria para activar la impulsión magnetohidrodinámica.
La aeronave maniobraría entonces y reflejaría las microondas hacia delante para crear una burbuja de aire muy caliente frente a esta actuando como protección ante grandes velocidades. Una vez activada la propulsión MHD la nave alcanzaría Mach 25 siendo capaz entonces de alcanzar la órbita terrestre.
Durante todo su viaje por la atmósfera la nave estaría asistida por la energía suministrada por un generador de microondas situado en tierra o en órbita. Si la Lightcraft decidiera salir al espacio debería llevar a bordo tanques de hidrógeno que le permitieran seguir propulsandose pese a carecer de atmósfera alrededor.
Según el diseño de Myrabo la Lightcraft podría desarrollar cinco maniobras básicas: hipersalto, aceleración de elevada G, vuelo subsónico, funciones de despegue y aterrizaje y las maniobras convencionales en aviación: cabeceo y balanceo.
Debido a las altas aceleraciones que se espera pueda adquirir el vehículo, este incluirá tantas cápsulas de soporte vital como tripulantes haya. Estas cápsulas irán llenas de un líquido que actuará como un colchón protegiendo los frágiles cuerpos de la tripulación de las bruscas maniobras desarrolladas.
Una vez entre en el espacio, la Lightcraft podría rotar sobre su eje para simular un efecto gravitatorio similar al de la Luna. Si los cálculos son correctos podría dar una vuelta completa al planeta en 45 minutos y podría llegar a nuestro satélite en tan solo cinco horas y media.
Un Concepto... ¿Original?
Lo primero que asalta a la mente cuando uno examina meticulosamente los objetivos y características de este proyecto es la elevada relación con el fenómeno OVNI. La Iniciativa de Defensa Estratégica por un lado y los laboratorios de Propulsión de la Base Edwards (una de las bases de la USAF donde supuestamente fue a parar tecnología no terrestre procedente del incidente Roswell) se muestran como la semilla de este proyecto, una semilla que es plantada en un territorio, Nuevo México, plagado de bases militares y laboratorios que parecen siempre dispuestos a desarrollar una tecnología sorprendente, casi como si esta tecnnología no les quedara muy lejana.
La Lightcraft no es solo similar a la descripción de tantos objetos de origen desconocido anotados en los archivos ufológicos. Los mismos conceptos de propulsión que emplea han sido ya analizados en algunos trabajos dedicados al estudio OVNI como posibles sistemas locomotores. Jean-Pierre Petit, del C.N..R. S. expuso en su"OVNI: El Enfoque Científico del legajo" (véase El Nuevo Desafío de los OVNIs, de J.C. Bourret) proponía la magnetohidrodinámica como un poderosos y eficiente sistema de propulsión y la forma discoidal como la aquella que mejor podía controlar esos poderosos campos de fuerza.
La Lightcraft, pese a no poseer ninguna fuente de luz interna, se ilumina con destellos brillantes de diversos colores. Esto se debe a la excitación del aire que rodea la nave al ser golpeado por el haz de luz coherente. Un efecto similar se ha observado innumerables veces en la casuística OVNI, cuando esos misteriosos y elusivos objetos parecen aumentar su brillo en función de su movilidad. Las elucubraciones de Petit entorno a los efectos de un motor magnetohidrodinámico nos permiten prever algunos de los posibles daños provocados en el entorno por la Lightcraft. Por ejemplo si esta emplea el sistema MHD cerca del suelo las raices de las plantas situadas en las inmediaciones se cocerán a causa de la inducción magnética.
El campo magnético, obviamente, también podría afectar a aparatos eléctricos o automóviles. Todo esto responde a una fenomenología ya registrada en la investigación del fenómeno OVNI, al igual que las maniobras de hiperaceleración que al parecer podría poner en práctica este nuevo modelo de aeronave. Hasta la propia estructura interna del objeto parece sacada de una de las descripciones frecuentemente dadas por abducidos y contactados, con un pasillo exterior y diferentes salas distribuidas de forma radial.
¿A qué nos enfrentamos entonces? ¿Han llegado los científicos terrestres a conclusiones aerodinámicas y de propulsión similares a las que podrían haber llegado los tripulantes de los no identificados, sean quienes sean estos? ¿Es producto este proyecto de la USAF y la NASA de la atenta observación y estudio del complejo fenómeno OVNI. al igual que la aeronáutica surgió de la observación del vuelo de las aves? O, quizás aun más indemostrable aunque no por ello menos posible, ¿se está filtrando algún tipo de tecnología no terrestre a los laboratorios de investigación?
No es la primera vez que se dice que la Fuerza Aérea norteamericana está involucrada en la construcción de un platillo volante, aunque si es la primera vez que esto se reconoce públicamente. Recordemos por un momento las declaraciones de Robert Lazar quien decía, sin ninguna prueba por supuesto, que en un punto denominado S-4 situado en el interior de la Base Nellis, en Nevada, los militares andaban construyendo un artefacto discoidal de carácter secreto. Las afirmaciones de Lazar podrían parecer absurdas o delirantes para algunos. Sin embargo pensemos en esa máxima militar que exige reconocer la existencia de los "prototipos" solo cuando estos ya están desfasados. Si el proyecto Lightcraft, tan aparentemente innovador, sorprendente y revolucionario, es reconocido abiertamente por la Fuerza Aérea ¿qué otras maravillas no se esconderán en alguno de esos inaccesibles y sofisticados laboratorios militares de aquel país?
Demos tiempo al tiempo