por Angel Carretero Olmedo.
El novelista y científico ingles Arthur C. Clarke, nacido el 16 de diciembre de 1971 en Minehead y fallecido en Colombo (Sri Lanka) el 18 de marzo de este año, es autor de una saga denominada como Odisea Espacial. Todos conocemos perfectamente el contenido de los dos primeros volúmenes, llevados al cine con idénticos nombres: 2001 una odisea del espacio (escrita en 1968) y 2010 odisea dos (1982).
Durante la II Guerra Mundial sirve en la Fuerza Aérea Británica como especialista en radares y al finalizar esta escribe un interesante articulo titulado Extra-Terrestrial Relays, donde sienta las bases de los satélites artificiales en orbitas geoestacionarias; llamadas en su honor Orbita Clarke. Gracias a este trabajo científico obtiene numerosos premios y becas, así como reconocimiento internacional. En 1998 se le otorga el titulo de Caballero de la Orden del Imperio Británico.
Hoy me permitiré centrarme en las otras dos novelas, quizás no tan conocidos para el público en general. Debido a que la serie de las Odiseas está estrechamente relacionada con Júpiter y sus lunas, Clarke había pensado retrasar la escritura de un tercer libro, 2061 Odisea Tres (1987), hasta que la misión Galileo de la NASA incrementase nuestro conocimiento del gigante gaseoso. Sin embargo, el lanzamiento de la sonda se retrasó a consecuencia del desastre del trasbordador espacial Challenger, y no llegaría a Júpiter hasta 1995. Decidiendo no esperar, Clarke se inspiró en el acercamiento del Cometa Halley en 1986 y ambientó su continuación en el futuro retorno del cometa, en 2061.
Cuando la Leonov volvió a la Tierra, Heywood Floyd (cuyo matrimonio se había deshecho mientras él estaba en la Leonov) sufrió un accidente y tuvo que ser enviado al hospital espacial orbital Pasteur para su cuidado. Su recuperación tomó más tiempo del esperado y se volvió un residente permanente de la estación espacial, al descubrir que su cuerpo ya no podía acostumbrarse a la gravedad de la Tierra. Cuando da comienzo la novela, Floyd es uno de los dos sobrevivientes restantes de la misión de la Leonov. Su hijo Chris, que también trabajó en la aeronáutica, murió varios años antes en el desastre del Copérnico, dejando a su hijo solo, también llamado Chris. Ahora, Chris Floyd II, ya adulto, trabaja a bordo la nave espacial Galaxy y no ha visto a su abuelo en años.
Entre 2010 y 2061 ha habido importantes avances tecnológicos y políticos. Los Estados Unidos, la URSS y China están ahora en paz, y las armas nucleares que aún quedan están bajo el mando internacional. Hay un Presidente Planetario (una especie de monarca, Edward VIII, cuyo país de origen no se especifica). La población negra de África del Sur se rebeló en la década de 2030 y formó los Estados Unidos de África del Sur (USSA). Gran parte de la población blanca huyó, sacando ilegalmente del país la mayoría de las riquezas. Los nuevos sudafricanos reconstruyeron la economía gracias a las minas de diamantes (vale la pena mencionar que este libro fue escrito en 1987, cuando el apartheid estaba plenamente vigente).
También se ha inventado una nueva forma de fusión más poderosa, basada en los muones, que ha permitido que el viaje espacial experimente avances importantes y sea comercialmente viable. La corporación espacial más grande es Tsung Spacelines, propiedad del billonario de Hong Kong Lawrence Tsung. Esta compañía ha construido las naves Cosmos, Galaxy y, más recientemente, Universe.
Aunque los humanos han empezado a extenderse por todo el Sistema Solar, abriendo colonias y minas en diversos mundos (incluyendo varias lunas del antiguo Júpiter), se ha respetado la prohibición de no descender en Europa por temor a las consecuencias. Eso no ha impedido que Europa sea continuamente observada desde otros lugares, como la vecina Ganímedes. De manera inexplicable (cosa que precipita los acontecimientos narrados en el libro), se ha operado un cambio sorprendente en Europa: de repente, una enorme montaña, más alta que el Everest, se ha levantado de la nada. Descartado el origen volcánico, nadie está seguro del origen de la montaña, que es bautizada con el nombre de Zeus.
Abandonare el resto del argumento de la novela y con vuestro permiso me centraré en lo que interesa: en 1997 ve la luz 3001 The Final Odysey, 3001 La ultima Odisea o también 3001 Odisea Final; dependiendo de cómo traduzcamos el titulo.
3001 cuenta las aventuras de Frank Poole, el astronauta que fue asesinado por HAL 9000 en 2001: Una odisea espacial. Su cuerpo es descubierto después de flotar en el espacio durante un milenio. En un golpe de extraordinaria buena suerte, el vacío y la extremadamente baja temperatura del espacio han conservado su cuerpo, y la tecnología médica del futuro puede revivirlo. Es trasladado cerca de la Tierra del año 3001 para su recuperación física y mental. El autor hace entonces un ejercicio de imaginación, describiendo algunos de los fantásticos adelantos tecnológicos, políticos y sociales que la humanidad ha conquistado a lo largo del milenio transcurrido desde el accidente de Poole.
Se descubre el monolito de África, en el siglo XXVI, y la señal que lanzó el de Júpiter en el 2010 ha viajado más de 450 años luz y la humanidad espera la respuesta de la civilización alienígena que los trajo a nuestro sistema solar: tememos por nuestra existencia.
En el último instante, y gracias a un virus informático, nos salvamos y los extraterrestres deciden prorrogar nuestras vidas hasta los últimos días.
Es curioso el final de la saga: el mismo argumento para salvar la humanidad que en Independence Day (1996). Claker lo menciona en sus notas finales y se lamenta irónicamente, a pesar de que su novela se escribiera antes, de que el público quizás por desconocimiento, le pudiera tachar de plagio.
¿Hemos evolucionado gracias a la intervención de otras civilizaciones? Argumento no solo utilizado en esta saga. ¿Y que decir de Alien Depredador?
Para quienes creen que nuestro planeta lleva generaciones siendo visitado por extraterrestres Claker tiene una interesante explicación: a unos 450 años luz de nuestro sistema solar existe una civilización que observa el universo y se dedica a experimentar. Primero se interesa por la Tierra, donde deja un monolito que hace que comencemos a evolucionar, recordemos el comienzo de 2001. Dejan otro en la Luna y un tercero en la orbita de Júpiter.
Después de hacer esto en muchos otros lugares del espacio infinito se dedican a observar. Y, cuando hay algo que no les gusta: lo destruyen todo.
Pero, uno de esos experimentos se le ha escapado de las manos. Los humanos han aprendido a destruirse mutuamente. Utilizan esa afición para enfrentarse a su creador y ganar.
Intencionadamente no he querido extenderme mucho en el contenido del último libro de la saga y os prometo volver a leer, cuando pueda, los cuatro y traerlos de nuevo aquí. Mientras tanto recomiendo a quienes desconozcan la obra de este novelista que al menos lean algo de él.
Para finalizar, y aun pecando de repetirme, decir que somos los arrendatarios de un planeta que quizás en un futuro no muy lejano su propietario se niegue a renovarnos el contrato…