por: Marisol Roldán & José Antonio Roldán
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El misterioso caso de la cantera de “los gigantes” de Murviedro
España es un país lleno de fenómenos insólitos por doquier. Su cielo, su mar, su tierra...dentro de ella guardan enigmas que afloran a cuentagotas con el paso de los años. Pero que cuando lo hacen sacuden la mente de los más escépticos. Este es el caso de suceso oculto que viene por lustros rondando como leyenda entre los pobladores del término municipal más grande de la Península Ibérica, Lorca (Murcia). Desde que en 1955, aunque hemos podido constatar que en tiempos de la Guerra Civil española –1936-39- también se habrían propagado esta historia, se empezará a correr el rumor por boca de unos canteros de que el azar (ayudado por sus barrenos y dinamita) habían puesto al descubierto unos enterramientos megalíticos, entre los cuales se habían visto los huesos gigantescos de unos seis o siete individuos que alcanzaban más de cuatro metros de longitud y cuyos cráneos prolongados y enormes en nada se parecían a otros que ellos hubieran visto...y habían visto muchos.
Más de medio siglo después conocimos personalmente la historia por boca de los propios testigos, esos picapedreros. Un grupo de más de doce personas, cuya media de edad ronda los 78 años y que cuentan por separado la misma historia una y otra vez: ”allí salieron huesos y útiles prehistóricos, es cierto, pero también encontramos en una detonación un hueco en la pared que contenía un grupo de seres gigantescos, muy extraños y desde luego el secretismo con que se llevó su extracción y que no se diera noticia de ellos, o que luego no estén expuestos con lo demás encontrado en esa cantera, nos hace sospechar que no interesa que la gente sepa qué o quiénes eran esos gigantes que vivieron en Lorca hace milenios .” – Nos lo comentaban dos hermanos picapedreros que a pesar de que por un tiempo aceptaron la versión de que podrían ser musulmanes, nunca estuvieron muy convencidos de ellos. Antonio y Francisco Sánchez (“Morotes”) buscaron explicación oficial, pero no encontraron más que papeles de la época donde se exponía que en la cantera de Murviedro se había descubierto un rico yacimiento y una necrópolis del periodo calcolítico (megalítico) en la década de los 50...pero no se hablaba, en absoluto de los gigantes que ellos habían visto en el hueco de la roca en posición horizontal, ¿qué había sido de ellos?, ¿era una invención de estos dos hermanos?...
Nos pusimos a la búsqueda primero informándonos en los archivos y pidiendo orientación a los propios conservadores de los museos de Lorca y de Murcia, pero ellos no conocían esta historia como oficial, sino que la tenían como leyenda, puesto que a sus museos jamás llegó ninguno de esos huesos. Es más de lo extraído en esta primera exploración de 1955, y expuesto en la sala primera, había muy poco, pues el material había sufrido antes de su clasificación varias cremaciones parciales.
Pero los hermanos Sánchez, ¿eran los únicos que sospechaban de la existencia silenciada de estos gigantes? No, desde luego que no, en la cantera habían más testigos visuales aquel día: Antonio Fernández, Antonio “El Lobo”, Antonio Cajel, Pepe Calistro, etc también se encontraban allí con ellos trabajando y todos relataban lo mismo: “la cantera dio un parón, ya que se informó a las autoridades del hallazgo y estas vinieron a inspeccionar dando las órdenes de no seguir extrayendo piedra”- recuerda Francisco y sus compañeros-. “No era la primera vez que salían huesos humanos de ahí. Venían saliendo desde 1937, pero aquel grupo gigantesco encontrado y otro normal era algo más que simples huesos”. Al poco de llegar las autoridades pertinentes también vinieron unos extraños extranjeros de acento alemán (no lo pueden asegurar) que impidieron seguir observando lo que se extraía de las rocas y que se lo llevaron todo en cajas, y estaban muy interesados en los objetos que pudieran encontrar junto a estos “moros gigantes”.
Ese lugar ya era conocido desde antaño como El Colmenanco (colmena grande) así en el siglo XIX lo leemos entre los escritos de historia de Canovas 1890, 358; González 1905, 07-36. Los informes con los resultados de las primeras exploraciones arqueológicas de 1955 fueron realizados por el doctor J.F. Ibáñez Sánchez, pero en ellos no sólo no se habla de los gigantes, sino que se habla de un descubrimiento superficial (interrelación topográfica-material superficial: en el Congreso Nacional de Arqueología NXVIII, 1987, pp.419-435). También hay que decir que este señor llegó al lugar mucho después en 1983 cuando hubo que hacer una excavación de urgencia en la necrópolis eneolítica de Murviedro, pues hubo una expurgación y saqueo masivo en el lugar .
El cerro del Colmenanco o carretera de Murviedro está ubicado como una gran pared que corta el horizonte quedando anclada al margen del Guadalentín, al este de la Sierra de la Peña Rubia y en la estribación Nororiental de la Sierra de Torrecilla. Una pared de 517 metros de altitud y que fue un lugar sagrado elegido por diferentes tribus autóctonas hace más de dos mil quinientos años para enterrar a sus difuntos. Y el mismo lugar fue el foco creciente de una leyenda que contaban estas mismas tribus sobre unos extranjeros que gigantes todos habían venido de países lejanos (posible Norte de Europa) a los que llamaban “Los Grandes”. La coincidencia de la primera leyenda en este lugar y de la historia de los canteros sobre estos restos es cuanto menos curiosa, sea verdadera o fruto de su subjetividad. Por eso nos llamó tanto la atención, uniéndose al hecho de que fueran tantos los testigos visuales que afirmaban la existencia de estos restos óseos que no aparecen por ningún lado.
Y es que pese a que los museos lorquino y murciano contienen supuestas piezas de lo extraído en aquel lugar en diversas exploraciones, ni siquiera está muy claro cuales son o si pertenecen a aquella primera zona surgida en 1955. Posiblemente nos explicaban los cuidadores del museo, las piezas corresponden a las expuestas en el Museo de Murcia en su Sala I y se hallen repartidos entre las urnas 4, 11 al trece, pero allí sólo encontramos útiles, ídolos de piedra, amuletos zoomorfos (conejos cerdos, jabalíes) no huesos.
La comunidad científica a quienes deberían haberles informado de los hallazgos de esos huesos largos de “los Grandes” no saben nada y si en el pasado hubo alguno que lo supo, lo silenció para la historia, posiblemente presionado por aquel grupo de extranjeros, que se llevaron cosas y que nadie sabe explicar quiénes son o si realmente estuvieron allí.
Sea como fuere el misterio está abierto desde hace más setenta años y aún quedan testimonios visuales a los que no se les puede silenciar y a los que agradecemos desde aquí el habernos informado de todo el caso. Un agradecimiento muy especial a uno de los dos hermanos Morotes (Antonio Sánchez) que el destino se lo llevó el año pasado sin que pudiera cumplir su sueño de saber qué o quiénes eran aquellos cadáveres que se encontraron en Murviedro, y sin cuya ayuda este reportaje jamás hubiese sido posible.
Allí dónde esté, con cariño, le informamos que seguiremos buscando respuestas.
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