LAS TONTERÍAS SOBRE EL AÑO 2012.
Son muchas las personas que creen que, efectivamente, en el año 2012 va a ocurrir algo que puede dar al traste con nuestra actual civilización.
Esto corresponde a afirmaciones que han nacido como nacen todos los pronósticos sobre el final del mundo que, de vez en cuando vemos anunciados, por personas con intereses de naturaleza religiosa, sectas e iglesias catastrofistas, que basan su proselitismo en el miedo que inducen en personas crédulas o de personalidad débil, o a intereses editoriales de personas con pocos escrúpulos.
Algunos apoyan tales afirmaciones en contactos o canalizaciones recibidas de supuestos seres extraterrestres, contactos que jamás han podido ser demostrados.
Todo es una gran mentira, pero que está teniendo un gran éxito. Y si es una mentira, ¿qué debemos esperar que ocurra en ese año 2012?.
La respuesta es muy sencilla: ¡nada!. Absolutamente nada, que se salga fuera de lo normal.
Como dice Belduque en su artículo: “2012: el año en que no ocurrirá nada”, el peligro está en que pudiera suceder que algunas personas, que crean en esas estúpidas profecías, pudieran cometer la estupidez de acabar con su vida, mediante el suicidio. Porque antecedentes existen de cosas así.
Ese es el riesgo, y esa es la llamada de atención que hago a esas personas agoreras, que tienen esas morbosas inclinaciones a anunciar catástrofes, para que sean responsables y dejen de alarmar estúpidamente a la población con tonterías como ésta.
No quedan lejos aquellos titulares de libros como: “La gran catástrofe de 1983”, que auguraba con toda seguridad el final de nuestra civilización para ese año, o “El fin del mundo será en el 2000”, y otras tonterías similares, cuyo resultado ya conocemos.
Seamos serios. El año 2012 es un año como cualquier otro, y ya va siendo hora que a la gente le vaya entrando la cordura y dejen de hacer caso a semejantes chaladuras sin sentido.
Por tanto, bueno sería que en todas las páginas WEB, Blogs, así como en las diferentes Listas de Correo dedicada a estos temas no demos pábulo a estas profecías, y no facilitemos su difusión. Tratemos, por el contrario, de hacer llegar a la gente que el verdadero origen de estas profecías es el que hemos mencionado anteriormente, y que todo parecido de lo que se anuncia, con la realidad, es pura coincidencia.
Existirá un año 2012, un 2013, un 2014, y así sucesivamente, y si alguna vez logramos acabar con nuestra civilización será por nuestra mala cabeza, no porque ninguna profecía lo haya anunciado.
Y aunque no soy creyente, les recuerdo aquella frase, (para quienes sí lo sean) de Yeshúa, el Cristo:
“El día y la hora no la conoce nadie, ni siquiera el Hijo, sino sólo el Padre que está en los cielos”.
Eso dicen que lo dijo cuando le preguntaron cuándo llegaría el Fin de los Tiempos.
O sea, que nadie lo sabe.