UN ANTIGUO FENÓMENO EN CHILE:
MATANZAS INEXPLICADAS DE ANIMALES
Hace algunos años se vienen registrando matanzas inexplicadas de animales en el territorio nacional en forma sostenida en el tiempo por lo que los pequeños agricultores y campesinos ven mermar los ingresos para el sustento de sus familias. Este fenómeno no es nuevo en Chile. Hemos registrado algunos antecedentes que exponemos a continuación.
Estos sucesos se iniciaron primeramente en Caquena en la provincia de Parinacota en el extremo norte (1). El investigador y escritor señor Jorge Eduardo Anfruns Dumont nos refiere en la Revista "Revelación" lo siguiente:"Nunca podré olvidar ese testimonio brindado por un ex militar que servía en la Primera Región del país. El preciso lugar en que fue destinado en esa ocasión fue Caquena. Este sujeto informó, que en los años 70, durante un patrullaje fronterizo, encontró tendidas en las llanuras altiplánicas, trece ejemplares de llamas con sus cabezas totalmente rapadas y con sus ojos extirpados. No se apreciaban vestigios de sangre alrededor del sitio ni huellas de vehículos. Aparentemente el depredador habría llegado por los aires" (2).
Años más tarde este mismo medio informativo (3) titulaba con grandes caracteres: El MISTERIO DE LOS CABALLOS MUERTOS artículo que en forma de resumen expongo a continuación:
"Hace algunos años, exactamente en 1990, un grupo de parceleros acudió a la redacción del diario para dar a conocer numerosos problemas que les afectaban.
Los reclamantes eran de la comuna de Colina, sector de Chicura, es decir al lado opuesto de los cerros que aprisionan la cintura nororiente de Santiago. Su principal reclamo se refería a la desaparición y muerte de numerosos caballares.
Según los hombres de campo -en varias ocasiones- desaparecieron animales vacunos y caballos, de lo cual -obviamente- culpaban a los cuatreros que existen en la zona. Sin embargo, en una ocasión, una patrulla de carabineros siguió la huella de una manada de diez animales hallándolos muertos, en zonas muy altas de los cerros, cerca de Conchalí. Nadie se explica cómo llegaron los caballos a las cumbres ni tampoco como fueron sacrificados. A todos los degollaron. Se afirmó que los cuatreros al verse perseguidos optaron por dar muerte a los animales y huir. Lamentablemente las pesquisas no tuvieron resultados positivos.
Un segundo caso, más enigmático aún, ocurrió a mediados de 1995, en los cerros de Peñalolén. Allí fueron encontrados tres caballos degollados, y quienes les dieron muerte les sacaron algunos trozos del lomo y de sus patas. Este es un hecho inusual porque tales piezas carecen de valor comercial.
Cuando los carabineros se constituyeron en el lugar, de inmediato llamaron a todos los agricultores de la zona que habían denunciado la desaparición de los animales. Nadie los reconoció. ¿De dónde llegaron, quién los mató"?
Similar suceso fue registrado en Concepción por el diario La Tercera en septiembre de 1993. (4)
Un macabro sacrificio de trece ejemplares de cerdos de pocos meses de edad, en Concepción, a 519 kilómetros al sur de Santiago a los que arrancaron el corazón.
El hecho fue calificado en esta ciudad como un acto de sadismo o satanismo especialmente porque ninguno de los animalitos fue robado. Todos quedaron yaciendo en el corral donde tuvo lugar la masacre.
Los cerdos estaban en su mayoría, íntegros y sólo algunos presentaban heridas a la altura del corazón. En un caso se apreciaban desmembramientos o la extracción de vísceras. Las personas que atacaron a los animales lo hicieron con una despiadada brutalidad. Llama poderosamente la atención el hecho que no se observara presencia de sangre en el criadero. La duda que se presenta es si los sacrificaron allí o en otro lugar.
Posteriormente en marzo de 1995 en la V Región, al norte de la Región Metropolitana, durante dos semanas el diario La Estrella cubrió con extensas crónicas las muertes de venados silvestres en el Zoológico de Quilpué (5)
Gran extrañeza provocó en los diversos círculos de la ciudad el atentado que significó la muerte de 14 pudúes en el Parque Zoológico, descubierto en la mañana de ayer y cuya autoría, según las autoridades, correspondería a la acción de perros.
Hernán Funes, presidente de la Sociedad Protectora de Animales "Martín de Porres" de Quilpue mostró su sorpresa frente a esta afirmación, ya que las heridas de los animalitos son muy diferentes a las que producen los canes. "Los pudúes tienen una sola herida cortopunzante a la altura de la oreja, como si hubiesen sido lesionados con un estilete, atravesándolos de lado a lado. Además no hay sangre" precisó el dirigente.
Indicó que las mordidas de los perros provocan desgarros y eso tampoco se observa en los animales. Además no hay otras lesiones en el cuerpo de los pudúes atribuibles a canes, manifestó.
Funes tomó fotografías de 11 de los pudúes muertos, ya que el resto se encontraba en estado agónico en la clínica del Zoológico. Expresó que dadas las características de las heridas, se puede pensar que allí hay otras causales. "No es la primera vez que suceden estas cosas en el Zoológico, manifestó.
Recordó el caso de los patos acuchillados, las gallinas polacas, la tigresa Brenda y otros animales. Todo ello motivó una denuncia ante la Contraloría Regional, señalando mal manejo en ese recinto.
"Además si hubieran sido los perros, ¿dónde estaban los guardias?" acotó Funes. Según dijo, si hubo canes debió originarse un gran alboroto y los otros animales también habrían reaccionado. El Pudú es una especie en extinción y está protegido por ley. "Qué mejor lugar para protegerlo que un zoológico, ¿y es ahí donde ocurren estas cosas? se preguntó el dirigente.
La Municipalidad de Quilpué inició nuevas investigaciones para esclarecer la insólita muerte de estos animales que fue descubierta el viernes último. Así lo informó a "La Estrella" el alcalde, Iván Manríquez Cuevas, quien señaló que el caso está en manos de la policía civil de esta ciudad. Aparte del sumario administrativo que se sigue para establecer responsabilidades, se ordenó una autopsia a cargo de la Sociedad Protectora de Animales, con el objeto de determinar si la muerte de los pudúes fue causada por acción de personas o de otras especies.
Hace unos días un grupo de conejos del zoológico fueron atacados por perros hambrientos, lo que hizo suponer, en principio, la participación de estos mismos canes en la matanza de los pequeños ciervos. Según el alcalde esta teoría es bastante lejana, ya que el tamaño de la reja de protección impediría la entrada al recinto de otros animales. (6)
Las publicaciones del diario "La Estrella" planteaban toda clase de hipótesis acerca de la matanza de animales ese mes: que los atacantes habrían sido perros, muertos por mala alimentación, envenenados por una vacuna vencida, (denuncia realizada por el diputado Arturo Longton parlamentario por el distrito 12 y ex alcalde de Quilpué) e incluso intervención humana. Algunos de los titulares destacaban en primera plana: "Muerte de los pudúes en Zoo de Quilpué está provocando un problema internacional", "SAG pidió que se investigue" (jueves, 23 de marzo), "Ya hay una primera autopsia y confirma que hubo agresión de perros a los pudúes" (viernes, 24 marzo), "Diputado Longton denunció que los pudúes murieron envenados", "Definitivo: Pudúes murieron por golpes y las mordeduras de un carnívoro mayor" (miércoles, 25 marzo), "Una universidad santiaguina hará autopsia a los pudúes" (lunes, 27 marzo).
Necropsias
Hubo dos autopsias realizadas a los pudúes; la primera fue practicada por la profesional del Zoológico; ratificaba la versión que los animales murieron al ser atacados por perros. (7)
La segunda fue ejecutada por cuatro facultativos y dos auxiliares de la Facultad de Medicina Veterinaria de la Universidad de Chile que arrojó el siguiente resultado: "La causa de la muerte corresponde a shock poli traumático con falla cardio respiratoria, asociada a mordeduras de animal carnívoro de gran talla, lesiones por objeto contundente no punzante, y heridas perforantes causadas por objeto cortopunzante".
NO FUERON PERROS: Señalan los dirigentes que este documento deja en evidencia y confirma la denuncia de esas entidades en el sentido que no fueron perros los causantes de la muerte de los pudúes, por cuanto el informe indica que parte de las lesiones se podrían asociar a mordeduras de "animal carnívoro de gran tamaño", lo que no corresponde a la capacidad mandibular de ninguna raza canina conocida, sobre todo tomando en consideración el tamaño de los pudúes. (8)
Transcurridos otros cinco meses, la agencia Reuter informaba por medio del diario La Tercera en sus páginas centrales: "Desde lejos, parecía que los animales se encontraban dormidos, pero cuando los guardias del Zoológico del pueblo de Quilpué se acercaron a la jaula donde se encontraban unos 15 venados silvestres chilenos, conocidos localmente con el nombre de pudués, no sólo descubrieron que estaban muertos, sino que habían sido salvajemente masacrados.
Todos tenían huellas de grandes mordidas. Sus vísceras salían por las heridas y una posterior autopsia determinó que, a por lo menos uno de los animales se le atravesó una varilla de metal por el cráneo.
¿Quién mató a los animales, extrajo meticulosamente su sangre y colocó nueve de los cuerpos sin vida en una fila ordenada?. Precisamente cuando la noticia de la "matanza de los pudúes" empezaba a provocar indignación entre los chilenos, otros dos animales fueron encontrados muertos tres días después en el zoológico: un avestruz y un ganso, golpeados a muerte con un objeto contundente".
La Sociedad Protectora de Animales (SPA) de Quilpué, cuyos miembros denuncian que el parque no es más que un campo de concentración para los animales, acusa al propio personal de cometer las matanzas por motivos que admite no son claros y finaliza diciendo "No se trata de ninguna secta satánica ni nada por el estilo" afirmó la tesorera de la Sociedad Protectora, María de Campbell. (9)
Un año y medio después de estas ocurrencias el diario El Rancagüino (10) de la VI Región daba a conocer en agosto y septiembre de 1996 las siguientes investigaciones: Las primeras indagaciones hablaban de una zona al sur de Bucalemu y la muerte de más de un centenar de gallinas, por lo cual debía estar muy cerca del límite entre la Sexta y la Séptima Región. Un equipo periodístico de este medio llegó a la capital provincial de Cardenal Caro, Pichilemu, donde los guiaron hasta el sector de Lo Valdivia. Algunos vecinos señalaron que en Boyeruca y La Vega se habrían dado algunos casos de muertes extrañas. "Después de más de tres horas de viaje -desde Rancagua- llegamos a Boyeruca, donde los habitantes del sector, mayormente recolectores de callampas y mariscadores nos indicaron que debíamos entablar contacto con Juan Rojas. Al llegar a su domicilio, nos atendió su hija María Rojas quien explicó que su padre no estaba aunque confirmó que efectivamente habían muerto 36 gallinas sin que se conociera la causa. Agregó que las aves presentaban hematomas en la parte posterior del cogote y que prácticamente carecían de sangre. Uno de los cuerpos fue consumido no generando efectos nocivos en la salud. Tal actitud se explica por lo difícil que es conseguir carne en este sector.
Otro de los afectados, don Hernán Navarro Muñoz, habitante de la localidad de Yocaven en la comuna de Vichuquén, zona limítrofe con la comuna de Paredones declaraba: "La noche anterior había dejado mis gallinas encerradas en la parte de atrás de la casa. Al ir a alimentarlas por la mañana encontré 60 aves muertas y dos sobrevivientes en muy malas condiciones. Al observarlas detenidamente me percaté que tenían detrás del cogote dos agujeros y al quitarle las plumas vi que no tenían sangre y su piel se presentaba muy blanca, incluso dos de las gallinas estaban descabezadas con el cuerpo a un lado y la cabeza al otro, "parece que se les pasó la mano y les cortaron completamente el pescuezo".
En la casa de Carmela Guerra Núñez, el día 16 de agosto, otras 14 gallinas murieron de igual forma: "Tenían el cogote mordido por un diente muy filudo y no había sangre en ninguna parte" narró la atribulada mujer. (11)
Hipótesis
Respecto a la suposición de que el piuchén o murciélago vampiro sería el responsable de las matanzas es conveniente analizar algunas cuestiones folklóricas. (12)
"El Piguchén o Piuchén como dice el pueblo, es una culebra que al cabo de cierto tiempo se transforma en una especie de rana de gran tamaño, toda cubierta de un vello finísimo, con las alas muy cortas y anchas que sólo le permiten dar pequeños vuelos, las patas fuertes y los ojos saltados y espantosos. Se comporta como un vampiro y prefiere la sangre de los animales a la del hombre. (Talagante).
"De los mitos de origen totemista que tienen su morada en la selva, se cuenta en primer lugar el Pihuicheñ. Es una serpiente alada que silba y vuela en la noche y en los días de grandes calores se adhiere a la corteza de los árboles y deja en ella un rastro de sangre. La persona que por desgracia llega a verlo, casualmente, se aniquila y muere. Se alimenta de sangre que bebe de los hombres y los animales cuando duermen, a los que enflaquece y destruye. Cuando llega a la edad de la vejez, se transforma en un pájaro del tamaño de un gallo, que causa los mismos estragos que en su forma primera. Multitud de historias circulan en los grupos indígenas acerca de las apariciones y daños de este mito". (13)
El Dr. Nelson Adrián experto en zoonosis del Servicio de Salud de la VI Región explicó que el piuchén o 'desmodus rotundus' murciélago vampiro no habita en la VI Región y zona central, sólo en la zona norte del país, además no hay antecedentes que este murciélago vampiro mate; habitualmente hace una herida pequeña a su víctima y le lame la sangre. Dijo que este caso no tiene parangón en la zona y cualquier estudio debe partir desde cero. Por esta misma razón "estamos en presencia de un fenómeno que escapa a todo conocimiento práctico, porque nuestra información señala que acá sólo hay murciélagos insectívoros y de la fruta, pero no carnívoros". (14).
Vecinos de Vichuquén y Constitución se vieron afectados por las muertes de sus aves; en Curicó un centenar de gallinas murió de la noche a la mañana.
Existe un testimonio en video, presentado en el programa "OVNI" de Televisión Nacional realizado por don Marino Magallanes (15) investigador por más de cincuenta años en la zona, quien concurrió el 8 de septiembre de 1996 hasta el domicilio de su vecino don Erasmo Cordero quien había denunciado la desaparición y mutilación de algunas de sus gallinas.
Magallanes señala: "Es un caso impresionante, puedo comprobar ocularmente que las aves de corral no tienen sangre en sus cuerpos, lucen secas, sin carne, la piel de las gallinas aparece como si hubiera permanecido un buen tiempo en agua caliente, como cocidas. Cuando efectué esta grabación apenas habían transcurrido 14 horas de la contingencia, la temperatura que presentaban era de 36º, las plumas estaban firmes en tanto que la piel se desprendía fácilmente incluso (los propios cuerpos) se desarmaban al tocarlos, pero lo más que llamó mi atención fueron unos orificios de dos y medio a tres centímetros entre la rabadilla y el final de la pechuga". Durante el transcurso de la entrevista Cordero reportó a Magallanes que la noche anterior no se pudo apreciar ningún fenómeno fuera de lo normal y que el gallinero de 4 por 6 metros aproximadamente, había sido cerrado con candado el día anterior.
La serie de episodios vinculados con matanzas inexplicadas de animales que he presentado en este trabajo constituye el primer intento sistemático de reunir antecedentes acerca de este poco claro fenómeno que afecta aún en el presente a nuestro país.
No resulta sencillo obtener conclusiones pues el material probatorio es escaso, de hecho ni siquiera los expertos concuerdan en sus reportes.
De todas maneras, analizando la fenomenología de las MIAs, podemos resaltar la presencia de dos conceptos, casi me atrevería a decir, dos símbolos que coexisten en todas estas manifestaciones. La sangre y el miedo.
Tan arraigados en lo profundo de la psiquis humana que explicarían la capacidad del fenómeno de expandirse, mimetizarse con las diversas culturas y persistir en el tiempo en forma sostenida y frecuente por más de tres años, al menos en nuestro territorio.
Intentos por vincular el avistaje de OVNIs con las MIAs han sido frustrados por el relevamiento de la casuística a través de las publicaciones especializadas, testimonios de los testigos y afectados y la prensa de todo el país. Efectivamente, compulsando casi un millar de recortes periodísticos que obran en nuestro poder, podemos afirmar categóricamente que no existe un solo testimonio que sitúe en idénticas coordenadas espaciales y temporales la observación de un objeto no identificado y la aparición de animales inexplicadamente muertos.
Finalmente considero de suma importancia el trabajo racional de recopilación de antecedentes y de los eventos actuales relacionados con las MIAs en detrimento de los reportes sensacionalistas, personalistas y carentes del rigor científico que han invadido los medios de comunicación en los últimos meses. Sabemos que cualquier método científico exige pasar a la fase experimental (trabajo de campo) cuando se ha superado la fase teórica. Deseo fervientemente que este trabajo estimule a los investigadores mal llamados "de campo" a munirse de los elementos indispensables para no desperdiciar el tiempo y los recursos económicos en relevamientos fallidos por evidentes carencias documentales y conceptuales.
Liliana Núñez O. Santiago. 4 diciembre 2003
Referencias citadas:
1."Ovnis, Extraterrestres y Otros, en Chile" Anfruns Dumont, Jorge Eduardo (Editorial El Triunfo, Santiago, 1992), pg. 91-93.