OVNI EN LA MARISMAS DE HUELVA
por Angel Carretero Olmedo
Bajo el titulo de “Ovni en las marismas de Almonte” el 10 de mayo del año 1.985 el periódico Huelva Información decía lo siguiente sobre un supuesto aterrizaje en el poblado forestal de Las Medianas:
“el hecho tuvo lugar el pasado día 20 de abril, siendo ahora cuando estas personas que lo presenciaron se han decidido a darlo a conocer... Sobre las siete de la tarde del citado día 20 de abril, unos niños jugaban cerca de sus viviendas. El atardecer amenazaba lluvia cuando, de improviso, vieron un objeto volante, nos dicen que algo así como una bola de luz de color naranja que poco a poco se acercaba hasta tocar tierra; una vez hubo aterrizado, se amortiguó para dar paso a luces de varios colores. Los niños corrieron hacia sus hogares llenos de cierto miedo y sorpresa”.
El 12 de septiembre, y firmado por J. J. Benítez, el número 207 de “Euzkadi” nos decía: “...Al visitar el lugar con el meteorólogo y mejor investigador del fenómeno ovni, Julio Marvizon, pude comprobar que, en efecto, a unos ocho metros de una alambrada, una considerable área de tierra aparecía ennegrecida, con evidentes señales de calcinación. Junto a las hierbas aplastadas y aparentemente calcinadas descubrimos tres orificios que formaban un triangulo casi equilátero, con 3,90 metros de lado. Una de las huellas en especial –la mejor conservada- media 12 centímetros de profundidad por 32 de diámetro. A todos los efectos, y a juzgar por los datos disponibles, aquellos tres orificios podían haber sido originados por el tres de aterrizaje del ovni, que había sometido el terreno a un intenso proceso de elevación de la temperatura...”
Por razones de trabajo, tanto Ángel Rodríguez como José Luís Villanueva y quién firma estas líneas, no nos pudimos trasladar al lugar de los hechos hasta el 1 de noviembre de ese mismo año. Las Medianas es un poblado forestal de ICONA que se encuentra en el termino municipal de Almonte (Huelva); está a unos cinco kilómetros de Cabezudos y sus habitantes son principalmente familias que cuentan en el lugar con una casa de campo, donde suelen pasar el fin de semana. En esas fechas se encontraba ocupado por unas 40 ó 50 personas que viven en 14 barracones de una sola planta, uno de ellos en ruinas, y divididos cada uno a su vez en dos viviendas. La zona carece de electricidad.
A nuestra llegada pudimos localizar a los testigos, entrevistarlos, reconstruimos con ellos el fenómeno y recorrimos el lugar.
Nuestra sorpresa fue mayúscula al poder ver que seis meses después la huella se encontraba prácticamente igual que cuando fue descrita por los testigo a la prensa. Estaba formada por un circulo con un saliente en su parte inferior en forma de triangulo con vegetación en su interior. La longitud total era de 6,20 metros, el diámetro del circulo 5,75 metros y la longitud de la base del triangulo de 1,70 metros. Como es natural, y debido al tiempo transcurrido, ya no existían en su interior las tres huellas dejadas por el trípode del supuesto ovni.
Era uniforme y con una profundidad –también uniforme- de unos 20 centímetros. Procedimos a fotografiarla y a la toma de muestras de tierra y vegetación, tanto en la superficie como en su interior. Al objeto de tener una referencia, tomamos una muestra de tierra testigo a unos cinco metros del borde de la huella.
A nuestro regreso procedimos al estudio de la documentación recogida, a determinar el estado del tiempo para ese día y a efectuar los análisis pertinentes.
Comenzamos por intentar localizar a Pepe Romax, periodista que firmaba el trabajo publicado en Huelva Información y a Javier Botello, autor de las fotográficas publicadas. Romaz nos dice que el fotógrafo le entrega dos cintas con una entrevista grabada, unas notas y una serie de fotografías, redactando el trabajo publicado en base a esa información. Motivo por el cual le es imposible entregarnos las cintas y esas notas. Se las devolvió a su propietario días después.
En nuestra entrevista con Botello este nos informa que tiene conocimiento del suceso dos o tres días después de que se produzca, se traslada al lugar junto con su novia y un amigo, localiza a los testigos y efectúa una serie de fotografías.
Nos entrega doce imágenes, todas en blanco y negro y algunas publicadas en prensa, que unimos a nuestro reportaje fotográfico que es en color. Nos promete que localizará las dos cintas y las notas para entregárnosla, cosa que no llega a realizar.
Mientras estudiamos la documentación disponible pudimos comprobar que esa noche fue tormentosa y cayeron en el lugar unos veinte litros de agua. A la mañana siguiente, y a pesar de la lluvia caída, los testigos comprobaron que la huella se encontraba humeante y caliente, tanto que casi pueden freír un huevo en su interior.
Nuestra primera conclusión es que no podemos tener en cuenta lo publicado en Huelva Información, por ser de oídas, existen importantes contradicciones en las declaraciones de los testigos –sobre todo en lo informado por los niños- y no queda nada claro los datos publicados en la prensa del País Vasco.
Mientras tanto, procedemos a efectuar cuatro análisis distintos en otros tantos laboratorios, efectuando una primera valoración de los mismos José Mª Baena Liberato. Los mismos no son concluyentes, pero apunta a que en el interior de la huella existe una cantidad significativa de vanadio, así como de azufre y otras sustancias. Por este motivo, efectuamos una consulta en el Centro de Investigación y Desarrollo Agrario dependiente de la Junta de Andalucía en relación al vanadio. Nos informan que, aunque los valores medidos se encuentran dentro de los parámetros fitosanitarios, las diferencias medidas entre la muestra testigo y la del interior de la huella solo puede explicarse por una incorporación al suelo de este elemento. Añadiendo seguidamente que este producto se utiliza por las compañías petrolíferas como elemento trazador o identificador de sus productos de venta a granel.
El vanadio, de Vanadis –diosa de la mitología escandinava- es un mineral escaso, de número atómico 23. Se encuentra disperso en minerales de hierro, titanio y fósforo, y en forma de oxido asociado al plomo.
Pormenorizar aquí el detalle de todos los análisis efectuados haría interminable este trabajo. No debemos olvidar que la encuesta efectuada en su día está compuesta por unas cien hojas, incluidos quince folios dedicados en exclusiva a los análisis. Por ello, añadir que Baena Liberato nos propuso efectuar una nueva tanda de análisis por dos medios distintos, siendo uno de ellos destructivo.
Una vez finalizados todos los análisis y aclaradas las discrepancias observadas en prensa y las declaraciones de los testigos, podemos concluir afirmando:
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Los testigos no vieron aterrizar un objeto de forma esférica. Observan como una bola luminosa es lanzada hacia el cielo y desaparece a unos doscientos metros de donde se encontraban los tres niños jugando.
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Cuando llegan los padres, alertados por sus gritos, no pueden ver nada.
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La huella permanece en el lugar prácticamente sin alteración durante unos dieciocho meses, siendo sus medidas exactas las tomadas por nosotros con cinta métrica y no las dadas en prensa.
Una posterior investigación en el lugar determina que en la zona se suele hacer carbón vegetal. Para ello, se amontona en un círculo leña y vegetación, se cubre esta con tierra formando como media esfera y dejando en uno de sus bordes un respiradero. Por ese respiradero se introduce un combustible para que arda, se prende fuego y se deja durante algún tiempo. Transcurrido este se retira la tierra y se recoge el carbón producido.
Podemos concluir afirmando en base a las declaraciones recogidas en la zona, nuestra segunda entrevista con testigos, la información de personas mayores del lugar y los análisis efectuados que:
Los niños fueron testigos de una llamarada que se eleva del suelo hacia el aire con motivo de prenderle fuego o retirar los restos de un horno de carbón vegetal.
Esta practica implica que el terreno se queme, tanto en su superficie como en su interior hasta unos poco centímetros. Los análisis concluyen que se utilizo un combustible tipo gasoil o fuel que incorporó al suelo una serie de sustancias en las cantidades tan elevadas observadas, como es el caso del vanadio y el azufre. A lo que debemos añadir que junto con la vegetación también se quemaron bolsas y macetas de plástico.
La explanada, en el momento de los hechos, se encontraba siendo repoblado con pinos por ICONA, que trasladó estos al lugar en macetas junto con sacos que contenían abonos. Uno de los elementos que forman el abono es el azufre.
Unos tres años después de nuestra visita al lugar, y con motivo de un viaje a San Fernando de uno de los miembros de la desaparecida delegación de GEIFO en Huelva que realiza junto con su padre, pasamos una interesante tarde juntos compartiendo ideas.
El padre de nuestro amigo es gran conocedor de la zona, nos confirma que la huella permaneció en el lugar los dieciocho meses apuntados anteriormente aproximadamente y nos ofrece una interesante explicación para la huella observada: un circulo al que se le une un triangulo.
Se amontona la leña para hacer el carbón vegetal formando un circulo, que al ser cubierta por la tierra se convierte en media esfera. Y se le prende fuego por un lateral, que a la vez hace de respiradero.
Por último, le preguntamos que utilizaban para hacer fuego. Respondiéndonos que por lo general una pequeña cantidad de gasoil procedente de los tractores agrícolas existentes en la zona.
Para finalizar, y es una opinión muy personal, creemos que los niños cuando al día siguiente se trasladan hasta la explanada encuentran una huella de un horno de carbón vegetal que nada tiene que ver con la llamarada observada. Ya que esta se correspondería con un horno al que se le ha prendido fuego la tarde anterior.
Estiman que se encontraban jugando a unos doscientos metros del lugar de los hechos y en nuestra visita estimamos que la distancia desde ese lugar hasta donde se encontraba la huella era superior.